Estos son los caleños que se convirtieron en estrellas gracias a Internet
«Ocho años y medio subiendo videos en los que resuelve ejercicios matemáticos han dado sus frutos: el ingeniero civil Julio Alberto Ríos Gallego hoy es uno de los youtubers más exitosos del país. Su primer canal julioprofe cuenta con 1.860.000 suscriptores y 292 millones de visualizaciones. El segundo, julioprofenet, con 300.000 abonados.
Desde hace cuatro años, este ‘profe’ que con su saber ayuda a niños desde cuarto de primaria hasta universitarios de segundo y tercer semestre de carrera a resolver problemas de matemáticas, álgebra, trigonometría, física y más, puede vivir de su trabajo como youtuber, ya que no solo monetiza sus dos canales a través de los anuncios publicitarios que Google pone en sus videos, sino que dicta conferencias y talleres en Colombia y otros países. Ha sido invitado a eventos como estrella de redes digitales e, incluso, ha participado en campañas publicitarias como la que hizo para LG, en la que promocionó un monitor curvo. En 2014 el BID reconoció su trabajo como una de 10 innovaciones educativas de América Latina, de alto impacto, y le brindó una consultoría en la que le sugirió cuánto cobrar por sus conferencias.
Aunque sigue siendo un “Llanero solitario” como en sus comienzos, pues graba, edita, publica en Youtube y maneja sus redes sociales solo, ya cuenta con un representante: su cuñado Eduardo, quien coordina entrevistas y negocia con clientes.
El trabajo de este hombre de 44 años comienza muy de mañana, luego de ayudar a su esposa a alistar a las niñas para el colegio. Baja al sótano de su casa donde tiene acondicionado su estudio y trabaja allí hasta el mediodía. Almuerza y retorna luego a su “baticueva” después de la siesta. Concluye su tarea hasta las 9:30 p.m. Cada día sube uno o dos videos. Y diariamente pueden estar inscribiéndose “mil o dos mil personas” a sus canales.
Y sus seguidores, felices. Desde Asia, Europa, África o América le escriben. A veces usa el traductor de Google para saber qué mensaje le envían, por ejemplo, en japonés. Y le resultan chistosos algunos comentarios que le llegan de todas partes: “’Profe’ lo voy a nombrar en mi discurso de grado’, ‘me voy a tatuar su nombre’ o ‘le voy a prender la velita el día del parcial’”.»